
El conjunto de diarios de viaje, aunque sea pequeño, es un conjunto muy valioso y es testimonio, quizá, de un proyecto no concluido de guía automovilística.
Diario de viaje 1
Cuando los coches se convirtieron en el medio para viajar, la industria turística se revolucionó y los colocó en el centro.
Ana Moreno Garrido, autora del texto de B.V. M. C.
Los años 30 son fascinantes para tomarle el pulso al turismo automovilista porque se ve cómo muchas cosas empezaron a girar, y no es una metáfora, en torno a ellos.
Aparecieron los hoteles de carretera, las primeras guías y mapas, se hicieron cientos de itinerarios automovilistas, una especie de folletos en acordeón donde se dibujaban todas las aventuras y desventuras que te ibas a encontrar en la carretera (pasos a nivel, pendientes, curvas o puentes) y los hoteles empezaron a incluir en su información si tenían, o no, garajes o si estaban cerca de un taller de reparaciones.
La guerra y la posguerra frenaron en seco esa primera edad dorada del automovilismo y para los años sesenta, cuando el coche se había consolidado entre los turistas del boom, los tiempos eran muy distintos. Había muchas más carreteras, más gasolineras, más moteles de carreteras, mejores coches. Viajar por España todavía era largo y pesado pero ya no era una aventura.